martes, 14 de noviembre de 2017

Edgar Neville, cincuenta años de la muerte de un genio

El 23 de abril es una fecha especial que nos alegra el alma y nos motiva a seguir difundiendo activamente la literatura dentro de nuestras posibilidades: visitando exposiciones relacionadas, brujuleando por las ferias de libro antiguo o acudiendo a nuestro librero de confianza para dejarnos convencer de la adquisición de un nuevo volumen que llene nuestros días de emociones y ocupe su lugar en la estantería de rigor. Todas estas actividades hacen del Día Mundial del Libro en una jornada a marcar en nuestro calendario pero, en ocasiones, esa alerta se duplica gracias al papel recordatorio (e histórico) de las efemérides. Y así ha ocurrido este año con el cincuenta aniversario de la muerte de Edgar Neville.
Autoría: Wikipedia
Pese a ese nombre tan british, Edgar Neville nació en Madrid un 28 de diciembre de 1899 en el seno de una familia acomodada. Su futuro hubiera estado asegurado como funcionario público de raigambre gracias al título herededado de su madre (condesa de Berlanga de Duero) y la posición social de su padre (empresario de la emergente industria del motor), sin embargo, el joven Neville siempre sintió que su afición por la literatura no se quedaría en un simple hobbie. Y así fue. Su primera pieza teatral, La Vía Láctea, se estrenó en 1917 de manos de la compañía de La Chelito y desde entonces comprobará que su sitio se encontrará entre las visitas al Café Pombo y las tertulias con la farándula y la bohemia intelectual, y la carrera diplomática. Entre sus amigos más cercanos se encontraban nombres de la talla de Ramón Gómez de la Serna, Tono, Luis Buñuel o Enrique Jardiel Poncela, hombres de arte vinculados a sus dos pasiones: el teatro y el cine. Precisamente, será en el séptimo arte donde más destacará su persona, tanto con obras propias como con adaptaciones de novelas u obras teatrales.


Para muchos, Edgar Neville fue uno de los primeros directores de cine de culto de España (siempre contando con Buñuel como estrella inalcanzable) debido a su enorme capacidad para crear situaciones y personajes y su facilidad para adaptar a la gran pantalla las aventuras y desventuras propias y ajenas. Su filmografía destaca por su enorme versatilidad tanto en el tratamiento de textos teatrales como de novelas coetáneas de variado género, resultando unas películas tan atractivas como los ejemplares en los que se basaba. La polémica respecto a las adaptaciones siempre resulta tensa, pero Neville ha servido como paradigma de ese buen uso que el cine puede ofrecer a la literatura, convirtiéndola más en un compañero de viaje que en un enemigo cultural a batir. De este modo, dentro de la obra del escritor y cineasta madrileño nos encontramos con adaptaciones tan variadas como folletines de Carlos Arniches (Las señoritas de Trevélez), relatos misteriosos de Emilio Carrere (La torre de los siete jorobados), la vis cómica de Wenceslao Fernández Flórez (El malvado Carabel) o la novela de mayor éxito de Carmen Laforet, Nada. Como no podía ser de otra manera, Neville también adaptó obras propias como Correo de Indias y El baile (teatro) o Frente de Madrid (novela).


2 comentarios:

  1. La verdad es que no conocía a este hombre ni ninguna de sus obras (escritas o dirigidas) así que no puedo decir gran cosa de él. Es bueno conocerlo para tener algo más de cultura! Gracias ;) un beso

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    1. ¡Hola, Almudena!,
      Sí, Edgar Neville es una figura un tanto desconocida pero que realizó una labor muy interesante, uniendo cine y literatura.
      Nos alegramos de que te haya gustado la entrada sobre él.
      ¡Nos leemos!

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